El Start & Stop es un sistema que apaga el motor cuando el coche se detiene y lo enciende de nuevo automáticamente cuando el conductor decide seguir.

Estas situaciones suelen representar de media un 30% de los trayectos urbanos habituales, por lo que equiparlo puede llegar a alcanzar reducciones de consumo considerables.

La teoría respalda siempre el apagado del motor, ya que la optimización del arranque de las mecánicas modernas logra que apagar y volver a arrancar el motor sea más eficiente que mantenerlo encendido, siempre que sean paradas superiores a 10 o 20 segundos.

Se trata, en pocas palabras, de una gran innovación tecnológica, puesto que reduce el consumo de combustible, el nivel de ruido y las emisiones de gases.

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Antes de abordar si es mejor desactivar el Start & Stop o no, hay que saber cómo funciona. Esta tecnología está compuesta de:

• Un motor de arranque “reforzado”.
• Una batería más capaz.
• Un motor de combustión interna optimizado para no verse penalizado en lubricación y refrigeración por constantes paradas y arranques.

Con el paso de los años, estos sistemas han conocido distintas variantes, como los alternadores reversibles o los sistemas de carga paralela a través de condensadores para aliviar a la baterías principal del trabajo reiterado de carga y descarga.

Generalmente, esta tecnología se nutre de los sensores del vehículo para saber qué queremos hacer. De este modo, la parada del motor se produce si se detiene el vehículo o se desacelera hasta velocidades inferiores a 5 Km/h.

El arranque se produce bien al soltar el pedal de freno en coches automáticos o accionando el embrague en coches manuales. Aunque los primeros vehículos con este sistema hacían un poco incómodo el proceso, en la actualidad su funcionamiento es prácticamente inmediato.

No. Aunque en sus inicios se produjeron casos en los que algunas baterías y motores de arranque morían prematuramente (hechos que alimentaron los miedos que aún hoy persisten), los fabricantes insisten: el sistema Start & Stop está diseñado para soportar la vida útil del vehículo.

Por ello, todos los elementos, como el motor de arranque, la batería o el alternador, han sido reforzados para aguantar ese trabajo extra.

Y es que las marcas tienen muy en cuenta que un motor de combustión interna tiene que ser capaz de soportar situaciones de paradas continuas. Así, esta tecnología se rige por leyes que evalúan aspectos tan diversos como la temperatura del refrigerante, el uso del aire acondicionado, la demanda de asistencia sobre la dirección, el servofreno…

Esta función es siempre desconectable, ya que cuenta con un botón para ello en alguna parte del salpicadero. Así, desconectar el Start & Stop es siempre una opción para el conductor, ya sea por criterios personales, o por necesidad de cualquier tipo.

A pesar de que los sistemas Start & Stop han sido creados para tener en cuenta todo tipo de situaciones y riesgos, es fundamental saber que hay veces en las que es mejor que el motor repose durante unos segundos para lubricar sus partes y mejorar la refrigeración. 

Situaciones de uso intensivo como viajes largos de muchos kilómetros, grandes esfuerzos por carga elevada o incluso la conducción en circuito, son escenarios muy aconsejables donde desconectar esta tecnología para dar a los componentes del motor un tiempo de reposo, especialmente en motores sobrealimentados o de alta potencia.

Esta función llegó para quedarse y, por ende, su uso irá cada vez a más. El siguiente gran paso será formar parte de los asistentes de eficiencia predictiva, una tecnología que determinará cuándo circular con el motor en marcha o apagado para buscar el máximo ahorro de consumo.

Así, estos sistemas podrán conocer las necesidades de potencia de cada punto del trayecto, pudiendo circular con el motor en marcha, con el motor apagado o en conducción a vela. Por ello, en el futuro ya no habrá que pensar en desactivar el Start & Stop.